¿Cuándo los niños deben bañarse solos?
La
hora del baño es un momento cotidiano que poco a poco tendremos que
ir delegando en nuestros hijos. En un principio, la
limpieza e higiene de nuestros hijos recae sobre nosotros, pero ¿en qué momento debemos o podemos pasar el testigo a los niños?
Como siempre, la
inquietud y evolución son diferentes en cada niño, no hay una edad o momento determinado para hacerles responsables de su
higiene diaria. El día a día nos irá dictando cuándo tienen la suficiente
autonomía para tener total independencia en la
ducha. A los tres o
cuatro añitos, ya podemos fomentar el uso de la esponja en nuestros pequeños, aprovechando este momento para enseñarles sus primeras nociones de anatomía, nombrarle las partes del cuerpo que irá enjabonando bajo tu supervisión. Dejemos que ellos
tomen la iniciativa, pero para que muestren mayor interés debemos ir eliminando los
juguetes con los que jugaba a la hora del baño, para que el juego sea precisamente, empezar a
bañarse y no jugar con cacharritos o norias de agua.
El
cabello y el acabado final todavía necesitarán de nuestra supervisión unos años más. El lavado integral por parte del niño, dependerá de la dificultad. Es mucho más fácil para un niño que tiene el pelo corto hacerlo de manera aceptable que para una niña con melenita o cabello largo, pero en cualquier caso, ambos pueden salir airosos entorno a los
6 años de su propio lavado corporal. El enjabonado, aclarado y desenredado de
cabello, puede tardar en llegar todavía más, ya iremos observando la evolución de los resultados. Mi hijo pasó a bañarse solo alrededor de los siete años, pero hoy día que tiene 9 años, todavía hace "parada en boxes" de vez en cuando, para comprobar el
aclarado del cabello, y la piel de detrás de las orejas, que parece que olvidan a menudo y presentan temporalmente un color sospechoso. Con un simple paño o toallita humedecida en colonia, obtendremos un acabado perfecto. Un paso más en la autonomía de nuestros hijos, supone para nosotros un tiempo recuperado para
otras tareas o menesteres cotidianos, además de una satisfacción y
éxito tanto para ellos como para nosotros.
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